Menu

Insectos de lavas y jables

 

La singular orografía de Lanzarote la hace especial en casi todo, también en la fauna invertebrada. El inventario insular de invertebrados  suma 1.455 especies. La mayoría son insectos. 

 

 

Texto y Fotos: F. Gimeno/Cedidas.

 

¿Ha cogido alguna vez una piedra en la costa y ha visto salir de sus agujeritos decenas de diminutos insectos voladores? ¿Ha empezado a jugar con la arena de la playa y ha descubierto que hay enterradas pequeñas pulguitas? Moscas, mosquitos, arañas, mariposas, escarabajos, avispas o abejas son algunos de los insectos que vemos con naturalidad y frecuencia en nuestros jardines o en el campo. Hay cientos revoloteando sin parar, sobre todo cuando nacen las flores o después de las lluvias. Menos frecuentes de ver u observar y menos conocidos son los que habitan en jables y lavas, donde a primera vista parece no haber nada.

 

Los insectos son animales invertebrados que forman parte del grupo de los artrópodos, se caracterizan porque tienen el cuerpo dividido en tres partes (cabeza, tórax y abdomen), tienen un par de antenas en la cabeza y tres pares de patas en el abdomen. Algunos insectos, además, tienen alas.

 

 

En Lanzarote hay contabilizados 1.415 artrópodos más 40 moluscos (caracoles y babosas). En Canarias, la diversidad de invertebrados terrestres es de 7.964 especies. Los artrópodos se caracterizan porque tienen caparazón, patas, y antenas y algunos tienen alas. Además de los insectos forman parte de la familia de los artrópodos los arácnidos, los crustáceos y los miriápodos. Estos últimos tienen el cuerpo alargado y dividido en dos partes, como los ciempiés.

 

La singular orografía de Lanzarote la hace especial en casi todo, también en la fauna invertebrada terrestre. Su antigüedad (unos 15 millones de años) le confiere unas características ambientales particulares, algunas compartidas con la vecina Fuerteventura (la más antigua del Archipiélago canario), desde que estuvieron unidas como una sola isla durante la época de la Glaciación al bajar el nivel del mar más de cien metros y quedar ambas rodeadas de una plataforma. De ahí que muchas especies de flora y fauna sean similares y únicas de ambas islas.

 

 

La profundidad de la plataforma submarina que une el Norte de Lanzarote y el Archipiélago Chinijo es inferior a los 100 metros. En estas plataformas crecen muchos moluscos, que luego se erosionan y son triturados por las fuertes mareas hasta que el oleaje los acumula y los arrastra a la orilla. Después será el viento el que empujará estos restos de conchas hasta amontonarlas en dunas y jables.

 

Es en este hábitat de arena y desierto donde se pueden encontrar la cochinilla de las arenas, la pulga de mar, la araña de las dunas, la tijereta de playa, la chinche zapadora, el escarabajo de las dunas, y lla cochinilla blanca de las arenas, entre otras. Como especie extraordinaria cabe destacar un escarabajo submarino que vive en la zona intermareal, permanece escondido durante la pleamar en los huequitos de las rocas y sale al exterior cuando baja la marea. Se trata de la especie Orzolina Thalassophila vista en Orzola, Janubio y Montaña Clara. O los dos endemismos de arañas de las dunas Cerbalus verneaui y Cerbalus alegranzaensis. Además, la tijereta de playa Labiduria riparia tiene pareja de por vida, y los escarabajos o gorgojitos de las arenas viven dentro de éstas, no salen nunca y son ciegos.

Los líquenes, los segundos colonizadores

 

Más increíble resulta la existencia de vida animal en las lavas recientes, como en el malpaís de Timanfaya donde después de transcurridos casi trescientos años desde su erupción todo está prácticamente igual. Aquí habitan varias especies lavícolas y son éstas las que propician la primera colonización del malpaís y no los líquenes como siempre se ha pensado.

 

 

¿Pero cómo se alimentan estas especies si no hay vida alguna en la piedra quemada? Del plancton aéreo y de la maresía. El catedrático de Zoología de la Universidad de La Laguna, Pedro Oromí, lo explicaba en la conferencia que ofreció recientemente en el museo Spínola, en Teguise, en la que fue detallando magistralmente las especies de insectos que viven en estos inhóspitos parajes envueltos en una aparente infertilidad.

 

 

“En esas lavas, inicialmente estériles, no vive ningún ser vivo y será necesario que pasen cientos de años para que se vayan transformando” hasta que aparezca de nuevo la vegetación. Pero esa transformación será originada en primer lugar por los animales lavícolas, que “sólo viven en las lavas y se alimentan por las noches del plancton aéreo y de la maresía” (bacteria marina), afirmó el catedrático.

 

Especies lavícolas

 

El profesor Oromí explicó que en el caso de Lanzarote esa transformación del paisaje arrasado por la lava será muy lenta y a muy largo plazo, ya que lo que denominó “sucesión ecológica” depende fundamentalmente del paso del tiempo pero sobre todo de la climatología. Estos factores son los que hacen que en lugares donde ha habido recientemente erupciones volcánicas, como en Islandia, por ejemplo, la lava se encuentra ya alfombrada por una importante capa de musgo debido a la intensidad de las lluvias en la zona.

 

Entre las especies lavícolas destacan el grillo de las lavas Hymenoptila lanzarotensis, presente en la cueva de los Naturalistas, en Lanzarote, y en la de Tiscamanita, en Fuerteventura, y los insectos coleópteros Gietella fortunata e Ifnidius petricola. Sin olvidar el jameíto Munidopsis polymorpha, el cangrejo ciego de los Jameos del Agua, que vive en el subsuelo inundado de agua marina.

 

 

subir