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Ser celíaco

  • Por  Redacción/ Fotos: Teo Camacho
Ser celíaco

La imposibilidad de ingerir alimentos que contengan trigo, cebada, centeno o avena afecta a cada vez más lanzaroteños. Es una enfermedad crónica pero con mejores alternativas en la actualidad.


Esta enfermedad, tan antigua que el nombre -vientre- se lo pusieron los griegos, es una intolerancia permanente al gluten, una proteína que ocasiona una lesión severa de la mucosa del intestino delgado. No hay medicamentos que lo cure. Sólo una dieta exenta de gluten puede devolver la salud al individuo, porque el enfermo celíaco cuando ingiere la proteína sufre. Quienes la padecen reclaman mayor atención para paliar gastos en la cesta de la compra y celeridad en el diagnóstico.  

Desde hace cuatro años Josefina sigue una dieta estricta que la obliga a pasar de largo por una pizzería, negarse a una cerveza fresca con amigos y rechazar la pasta de los domingos en un encuentro familiar. Pero no es que quiera cuidar su figura ni busca reducir centímetros ante la llegada del verano, es una de las tantas personas que padecen en la isla la enfermedad celíaca, que le impide ingerir alimentos que contengan trigo, avena, cebada y centeno.

La celiaquía es una afección autoinmune que provoca un trastorno en la absorción de nutrientes por una atrofia de las vellosidades que se encuentran en el intestino delgado, el órgano encargado de la absorción de minerales y vitaminas. “Cuando una persona ingiere alguno de estos cereales, el intestino los desconoce, por tanto se atrofia e impide la absorción de minerales y vitaminas”, explica Fernando Domínguez, presidente de la Asociación de Celíacos para la Provincia de Las Palmas (ASOCEPA). A pesar de que la existencia de la enfermedad e Europa es de 1 cada 100, muchas de las personas que la padecen no los saben y pasean su problema por los consultorios de distintos especialistas. ¿Celiaco? Hasta el nombre resulta extraño para muchos españoles si no han conocido en algún momento de su vida a uno de estos enfermos. Tan desconocida es que muchos enfermos lo son sin saberlo: hasta 280.000 individuos podrían padecer este problema en España frente a sólo 25.000 en tratamiento, según datos de la Federación Española de Asociaciones de Celiacos de España. Esto se debe, según señala Domínguez, a que es un trastorno que puede presentarse con varios síntomas (diarrea, pérdida de peso o déficit nutricional entre otros), aunque un alto porcentaje de la afección se manifiesta de manera mono sintomática, es decir, a través de un único síntoma (anemia, infertilidad, problemas dermatológicos). “Me diagnosticaron celiaquía hace cuatro años. No podía quedarme embarazada y tras las pruebas médicas determinaron que debido a mis antecedentes familiares también yo era celíaca. Precisamente la infertilidad que padecía estaba provocada por la enfermedad. Una vez que lo supe comencé a cuidarme y hoy tengo una niña de tres años”, señala Josefina Cavallo, lanzaroteña afectada por esta dolencia.

 

Diagnóstico precoz

 

Si la aparición de la enfermedad celíaca es temprana acostumbrarse a una dieta no representa mayor problema para el afectado, pero si el diagnóstico es tardío, se requiere una total colaboración del núcleo familiar para llevar adelante un cambio tan radical en los hábitos alimentarios. Y es que no seguir una dieta adecuada, que suprima el trigo, la cebada o el centeno, podría derivar en problemas más graves para la salud (abortos, linfoma, desnutrición). “A los médicos de familia les cuesta diagnosticar celiaquía a la primera. Las analíticas son más costosas y no están incluidas en el protocolo habitual de un centro de salud. Muchas veces no están preparados. Además con la crisis, los recortes sanitarios han influido negativamente en la detección precoz que es clave para que la persona pueda llevar una vida sana”, indica Fernando Domínguez. “Las instituciones no han asumido esa responsabilidad. Pero no damos pena porque la celiaquía no es una enfermedad visible, aparentemente la persona afectada se encuentra bien”, se queja.

Antes se creía que la aparición de la dolencia se manifestaba desde la niñez, ahora se sabe que puede aflorar en cualquier etapa de la vida desde el año hasta la vejez. Incluso se conoce que un alto porcentaje de los diagnósticos corresponden a pacientes en edad adulta.

 

Un mercado en crecimiento

 

Una vez diagnosticada la persona celíaca debe entonces cambiar sus hábitos, adaptarse a una dieta sin gluten y evitar el consumo de comestibles que contengan cereales. En el mercado existe una gama de productos especiales para quienes padecen la enfermedad. Hoy en día se consiguen no solo en comercios especializados sino que se abren paso en supermercados y establecimientos más populares. En Lanzarote, por ejemplo, el herbolario “El Alquimista” es uno de estos locales que ofrecen productos visiblemente etiquetados como apto para celíacos. Pero no siempre fue fácil localizarlos, especialmente en una isla como Lanzarote donde la doble insularidad se nota directamente en el precio de estos artículos. “Hasta hace unos años solo se podían encontrar productos sin gluten en herbolarios, afortunadamente con la llegada de grandes superficies hay mayores opciones y a precios más razonables y asequibles”, comenta Josefina. En 2010 supo que era celíaca y en los primeros años de su enfermedad la gama de productos era bastante escasa. “Antes me traía la harina o la pasta desde Tenerife porque en Lanzarote era bastante más caro. De hecho, la cesta de la compra de una persona celíaca se incrementa en mil euros más que el resto”, asegura. En su rutina, Josefina elabora el pan que consume, las bases para pizzas y otras pastas. “No soy excesivamente cuidadosa respecto a la contaminación cruzada de los alimentos, especialmente cuando salgo, pero en casa hago pan casero en un horno que he comprado”, dice. De este modo, suple las carencias del mercado isleño. “Es importante que las grandes cadenas comerciales tomen conciencia y ofrezcan variedad. Es cierto que hoy podemos elegir entre marcas pero estamos lejos de alcanzar una normalidad, al menos en Canarias”, apunta por su parte el presidente de ASOCEPA.

 

Restaurantes sin gluten

 

El desconocimiento tanto de la enfermedad como de los alimentos que contienen gluten convierten el comer fuera de casa en un grave problema. “En Puerto del Carmen y en Costa Teguise existen dos puntos que son referencia para los celíacos. Ahora son también los amigos los que se adaptan a acompañarme”, comenta Josefina. Existen muy pocos restaurantes que conozcan la dieta sin gluten y lo mismo sucede con los colegios y los comedores de empresa, por lo que la única alternativa, muchas veces, es llevarse la comida en una tartera. Fernando, es padre de una niña celíaca. “Es sorprendente la capacidad de adaptación de los niños pero no deja de ser una rutina especial. Mi hija pequeña está afectada por celiaquía y en los cumpleaños, excursiones y encuentros debemos estar especialmente atentos a su dieta”, sostiene. El único tratamiento consiste en seguir una dieta sin gluten durante toda la vida, con el fin de reparar la lesión intestinal. Su consumo por tanto, aunque sea en pequeñas cantidades, puede causar trastornos graves. Por ello el celíaco debe consumir, en la medida de lo posible, productos naturales, debiendo consultar la lista de alimentos en el caso de que consuma productos manufacturados. Una vez diagnosticada y tratada adecuadamente, la enfermedad deja de ser un problema.

 

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