José de León Hernández, arqueólogo
- Por Super Usuario
“El jable es un desierto del que la gente ha sacado vida y cultura tras una adaptación extrema”
Texto y Fotos: F. Gimeno
José de León Hernández, conocido entre los suyos como “Pepe el uruguayo” –sus padres emigraron a Montevideo desde Tiagua, Lanzarote- es el autor del documental La Cultura del Jable, presentado recientemente en la sociedad El Fomento de Tao, con el que quiere inmortalizar una parte importante de la historia y cultura del Lanzarote antes del turismo. La misma curiosidad por saber cómo vivía la gente antes y después de la erupción de Timanfaya le llevó a rodar un primer documental bajo el nombre La cultura del Volcán. Este “medio conejero”, como él mismo se autodefine, es arqueólogo del Cabildo de Gran Canaria y director del proyecto de Patrimonio Mundial de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria.
P.¿Cómo surge esta curiosidad hacia el Jable?
Aunque nací en Uruguay porque mis padres emigraron, mi familia proviene de Muñique, Tiagua, Tao, y antes de comenzar a estudiar la carrera ya me lo pateaba, y como además me gustaba la arqueología, de ahí mis primeras aproximaciones al Jable. De ahí eran mis tíos, mi abuelo y me parecía muy interesante desde el punto de vista del ecosistema ese desierto de arenas, donde la gente había sacado una forma de vida y cultura. Y como arqueólogo, me interesaba porque tenía yacimientos muy importantes.
¿Cómo nace la idea de un documental?
En parte viene de todo mi interés desde que estudiaba la carrera y ya en el año 1988 hice grabaciones en vídeo cuando hacíamos la excavación de la peña de las Cucharas, y aunque era la primera vez que se excavaba, yo ya había desarrollado trabajos previos a partir de conversaciones con gente del lugar. Algunas de esas gentes ya han muerto, otros siguen vivos, pero afortunadamente los tenemos grabados. El documental es la historia y la cultura del jable, no sólo el pasado, hay una parte que es la evolución histórica y otra que son aspectos culturales como la brujería, la agricultura, las creencias, las señas, todo ello es un compendio en el propio documental.
También hay un documental anterior sobre la cultura del Volcán
Estamos hablando de dos fenómenos geológicos que suceden en un corto espacio de tiempo y que son de una gran intensidad, que transforman de forma muy potente la isla de Lanzarote. Uno es la erupción volcánica del siglo XVIII (Timanfaya) y en menor medida la del XIX (Tao, Tinguatón), y otro es el viento del jable en la primera mitad del siglo XIX. Ambas transformaciones se deben a factores no sólo naturales sino también socioeconómicos. Es interesante comprender cómo la geología, esas arenas orgánicas marinas que originan un desierto en la isla o lava y arena volcánica de una erupción volcánica, hace que la gente se asienten en ellas, la aprovechen, la utilicen y desarrollen formas culturales a partir de estos dos ecosistemas recién creados. Y a nivel mundial, son ambos fenómenos de muchísimo interés.
¿Qué diferencia hay entre el jable de ahora y el que conoció la genta más longeva con la que ha hablado?
El jable de la gente muy mayor es un jable vinculado a su vida y a su actividad económica. Un jable que como me decían mi padre y mis tíos era un jable todo plantado, donde se veían solamente algunas zonas de manchón que se dejaban para el ganado, y algunas zonas montuosas, salvo el jable de en medio. Pero que desde Soo hasta arriba era ininterrumpidamente todo terreno de cultivo de batata, sandía, melón, pero sobre todo de batata, de la que se llegaron a recoger hasta 8 y 9 millones de toneladas. Tanto cultivo reorganizó la estructura y la propiedad del jable, llevando al jable hacia un sistema prácticamente de monocultivo orientado a la exportación. Ya no era una agricultura de uso local sino que se convirtió en una actividad casi industrial.
¿Qué entendemos por la cultura del Jable?
Por un lado, tiene un significado de ser una cultura muy original, puesto que estamos hablando de un desierto. Las culturas que se desarrollan en ambientes desérticos son de una adaptación extrema, no hay agua, el territorio es árido y donde la gente con su esfuerzo e ingenio fueron capaces de descubrir cómo plantar, qué sistema de cultivo, llegando a la tierra madre, en definitiva, sacar vida de ese desierto. Los propios campesinos saben que el propio jable ayuda a fertilizar la tierra. Por lo tanto, ese sistema de bardos, de freno de la arena, supone todo un saber popular y una enseñanza. Se trata de todo un sistema muy ingenioso.
¿Saben las nuevas generaciones que viven en estos pueblos de esta riqueza histórica y cultural?
Los más viejos lo viven con nostalgia, recordándolo con mucha dureza. Fue una etapa muy dura no sólo por los condicionantes extremos del jable sino también por el contexto sociopolítico del momento, y también de nostalgia porque están todos sus recuerdos. La gente joven lo ven abandonado. Hay compañeros que no empezaron a pararse en la historia que encierra este desierto hasta después de iniciarse las excavaciones de Fiquinineo. De ahí la importancia de un documental como éste que persigue generar elementos de identidad. Que la gente no sólo pasee por el territorio sino que sepa lo que fue, la importancia que tuvo y la que puede tener de cara a proyectos futuros.
¿Podría decirse que el auge del turismo ha difuminado ese pasado reciente de la isla?
Sí, sobre todo porque el turismo se afinca en las zonas costeras, aunque ahora hay un turismo más de paisaje como el de La Geria, pero el jable hasta ahora no ha formado parte de la isla de la postal. Y eso es bueno por un lado, porque ha ayudado a que esto se preserve y por otro, supone un atractivo para cierto tipo de turismo que le gusta los paisajes culturales, las poblaciones locales y que se están adentrando un poco en el entorno del jable.
Una parte del Jable es ZEPA (Zona Especial de Protección de Aves) y LIG (Lugar de Interés Geológico), ¿conoce la gente estas distinciones?
Yo creo que poco. Se están haciendo ahora unos trabajos importantes de recuperación y aunque hay una zona ZEPA creo que es más conocida por parte del mundo de los biólogos, pero no por el público en general. Sin embargo, hablando con la gente mayor y con algunos jóvenes sí que reconocen la riqueza que hay en el jable en cuanto a aves y a la variedad de plantas y flores.
Como zona que fue habitada por los antiguos majos, ¿cuántos yacimientos arqueológicos tienen localizados?
Entre pequeños y grandes digamos que hay una decena yacimientos. El más importante sin duda, es Zonzamas, pero también están Fiquinineo, el lomo de San Andrés, Casa Honda, Ajei, estos son yacimientos de tamaño medio pero que nos cuentan mucho de la vida de los antiguos majos y los habitantes que les siguieron tras la Conquista hasta su paulatino abandono a principios del siglo XIX.
Sin embargo, siguen realizándose extracciones de arena.
Para hacernos una idea, el metro cúbico de volumen de edificación de los hoteles de la isla es proporcional al volumen de arena extraído en el Jable. Han sido kilómetros de extracciones en zonas donde hay importantes elementos culturales y han hecho mucho daño. De ahí que las zonas más representativas del jable, de su historia y cultura, debería tener una mayor protección para evitar su destrucción e irreversible recuperación.
Volviendo al documental, cuánto tiempo ha durado la grabación y cuánta gente ha participado?
Hemos trabajado unos dos años, primero se hizo un anteproyecto y ahora le hemos dado forma. Ha sido muy difícil porque teníamos mucha información y muchos testimonios, lo que nos permitiría hacer varios documentales a partir de éste. Cerca de cincuenta o sesenta personas intervienen con sus testimonios en este relato, muchas de ellas fuentes orales imprescindibles para conocer la identidad de unos pueblos que provenían.
Junto a José de León como guionista y director del documental ha trabajado el cineasta y pintor Ricardo Zamora, que se ha encargado del montaje, además de numerosos colaboradores. Aquellas personas interesadas en visionar el documental pueden ponerse en contacto con la oficina del Geoparque de Lanzarote y Archipiélago Chinijo, donde les facilitarán una copia.