Ángeles de la guarda

Más de un centenar de efectivos y voluntarios de las fuerzas de seguridad y emergencia velan por la protección de los ciudadanos en cada evento.
Terminado el verano, es hora de mirar atrás y repasar los momentos vividos. Conciertos, festivales, verbenas, actos deportivos… muchos son los eventos organizados para disfrute del buen tiempo. Otros aún quedan por llegar y la primera quincena del mes se prevén varios y muy concurridos. Las aglomeraciones y tragedias ocurridas en otros puntos del país hacen que muchos nos preguntemos acerca de las medidas de seguridad existentes en estos eventos, punto de encuentro de miles de personas.
Sábado por la mañana. Día soleado y apacible. El movimiento en las calles es más bien tranquilo con muy poco ajetreo, si acaso el de los curiosos que pasean por el mercadillo capitalino o quienes se encaminan a una jornada de descanso y ultiman compras en el supermercado. Mientras en el Consorcio de Seguridad y Emergencias de Lanzarote, la oficina del gerente, Enrique Espinosa, mantiene un ritmo inusual. Acaba de asistir a una última reunión de coordinación previa a la celebración de una de las fiestas de verano más concurridas. “Toda concentración de carácter insular conlleva un plan de autoprotección, nosotros actuamos como un centro coordinador. Siempre que se requiere de nuestra presencia ahí estamos para dar apoyo a todas las fuerzas de emergencia y seguridad que se movilizan ante un acontecimiento multitudinario”, avanza Espinosa en sus primeras palabras. Aunarán sus efectivos para prevenir cualquier tipo de incidente en las fiestas de Caleta Famara, punto donde se prevé una concentración de hasta 15.000 personas llegadas de todos los puntos de la isla en una misma noche. Así se cubren los riesgos que pueden ocurrir y se ponen las medidas necesarias en función de diversos factores. “El objetivo es paliar los daños que se puedan producir y prevenir incidentes, aunque la verdad es que estos puntos resultan los mejor protegidos de toda la isla, ya que el resto queda menos cubierta y más expuesta a cualquier incidencia”, explica. Todo está en marcha para evitar que surjan problemas.
20.000 peregrinos
Famara es una fiesta abierta pero con un público muy concreto. Distinto es el caso de la romería de Los Dolores. Con una asistencia de más de 30.000 personas el perfil de los peregrinos que cada 15 de septiembre cumplen promesas a la virgen es múltiple y variado. Jóvenes, mayores, hombres y mujeres se visten de típicos y se encaminan hacia Mancha Blanca, punto de encuentro de miles de romeros. “En general en todos los eventos insulares nosotros somos los encargados de definir y redactar el Plan de Seguridad”. En el caso de Los Dolores va bastante rodado, porque la experiencia ya es grado pero no se descuida detalle. Más de un centenar de efectivos y voluntarios velan por la seguridad de los ciudadanos. “El personal del Consorcio está coordinado con los servicios de Cruz Roja, Emerlan, Protección Civil, Guardia Civil, Bomberos y Policías. El plan de seguridad se repasa con este personal días antes. “Estamos dentro de forma preventiva pero el peso recae en estos cuerpos”, afirma el experto. El plan es el primer eslabón de la cadena y a partir de ahí se reparten tareas: cierre de caminos y carreteras, control de tráfico, vigilancia constante y apoyo a los caminantes. “Se busca garantizar la tranquilidad de los romeros, ya que la mayor afluencia de personas hacia Los Dolores se produce en los días de caminatas, tanto el sábado 13 como el día de la virgen”. La ermita será epicentro de todas las actividades organizadas en Mancha Blanca, a escasos metros un hospitalito ubicado en la calle Cruz atenderá las urgencias. En el plano explicativo también aparecen los teléfonos de urgencias. “La unidad va a tener contacto directo con la sala de 112; cualquier ciudadano de la isla, ante una eventualidad en Los Dolores, puede llamar al 112 donde le pondrán en contacto directo con la sala que vamos a tener móvil”, informó el coordinador. La prevención es prioritaria y el riesgo se minimiza con cada acción.
Menores y alcohol
El costo del consumo de alcohol por los menores de edad es muy real. Las heridas y lesiones son la principal causa de muerte entre los jóvenes, y el alcohol es la principal causa de heridas y lesiones. El uso precoz de alcohol entre los jóvenes los pone en riesgo de desarrollar alcoholismo. De todos los jóvenes que comienzan a beber antes de los 15 años, casi la mitad se convierte en alcohólicos. “La ley de prevención del menor debe hacerse cumplir. Los chicos no se dan cuenta del riesgo pero es ahí donde más trabajo de prevención se necesita. En la mayoría de los recintos con fiestas hay menores, creo que donde hace falta actuar es en vigilar y sancionar la venta. Probablemente los bazares o puntos de venta que reciban un toque de atención se lo pensarán dos veces el año que viene”. “Aunque sigamos todas las legislaciones y protocolos, aún falta por prevenir muchas cosas y creo que todos los festivales debemos doblar nuestras medidas de seguridad, ya que no todo el mundo las cumple como se debería. En muchos casos, parece que sigue el tópico del todo vale, y no tendría que ser así, hay muchas medidas de seguridad que deberían añadirse y mejorarse”.
Tasas y pagos
Sanear la fachada de un edificio por un desprendimiento, limpiar derrames de líquidos de los vehículos, retirar aceites de la calzada o desatascar un canalón que está metiendo el agua dentro de una vivienda. Son sólo un puñado de ejemplos que figuran en el listado de incidencias, ajenas a la extinción de incendios o al salvamento, a las que tienen que dar respuesta los bomberos un día sí y otro también. Por cualquiera de ellas hay que pagar. “El precio no recae en el ciudadano directamente, las tasas corren a cargo de las aseguradoras, en muy contadas ocasiones se hará cargo la víctima”, indica el gerente del Consorcio de Seguridad, responsable del cuerpo de bomberos de Lanzarote. Las intervenciones que tengan como fin el salvamento o la asistencia a personas en situación de riesgo o peligro -se hace aquí referencia a rescates de individuos, cadáveres, asistencia a suicidios y heridos-, constituyen otro de los elementos de acción obligatoria para estos profesionales. Éste sería por ejemplo una tarea sin repercusión económica para los ciudadanos. Forman parte, en suma, de su trabajo.